El escalofrío de la verdad

Luis Enrique Ortiz

Son de pensarse las cifras de periodistas muertos que da Ricardo Mejía Berdeja, subsecretario de Seguridad Nacional, pero son también desalentadoras porque todo parece indicar que al Estado mexicano le van ganando los malos.

Al margen de que sin son diez o son doce los periodistas asesinados en México, en lo que va del año, lo más cabrón de todo es el alto porcentaje de impunidad en los crímenes contra comunicadores.

Pero, para que eso no nos devíe de lo esencial, concedamos al impoluto servir público, aspirante a la gubernatura de Coahuila, la merced de que son diez y no doce los periodistas con muertes violentas, en México, en lo que va del 2022.

Ahora y con base en información proporcionada por el mismo Mejía Berdejo, el 30 de junio próximo pasado, en cadena nacional, de los diez sucesos violentos que cobraron la vida de un profesional de los medios de comunicación, tan sólo en uno se ha dado con el autor intelectual, lo que arroja un índice de impunidad del 90%, pues de los otros nueve casos, aunque hay detenidos, no se sabe quién y por qué mandó asesinar a los reporteros referidos.

El alto funcionario, que además tiene mucho poder, informó que se tiene vinculado a proceso al autor intelectual del asesinato de Yesenia Mollinedo y Sheila Johana García, ocurrido el 9 de mayo de este año, en Cosoleacaque, Veracruz.

Añadió que se tiene un detenido más y que se busca a otros tres implicados, con cuya detención el caso estaría cien por ciento aclarado.

Es relevante mencionar, que, como producto de las primeras investigaciones, la fiscalía jarocha o jalapeña, -no sé- detuvo a un repartidor de pizzas que a la postre resultó ser inocente, acusado falsamente por una torpeza de las autoridades locales.

De repente, Mejía Berdejo, informa que, de los diez casos, se tiene vinculado a proceso, sólo un autor intelectual, el de este doble crimen. Veracruz un estado donde se fabrican delitos las 24 horas del día.

Relacionado con los diez crímenes, Mejía Berdejo, informó además que se tienen diecinueve personas vinculadas a proceso, trece de ellas en Baja California, por los asesinatos de Alfonso Margarito Martínez Esquivel el 17 de enero y el de María de Lourdes Maldonado López, cinco días después y ambos en Tijuana.

Mejía Berdejo deberá subir sus cifras de cero impunidad si quiere llegar con solidez a la candidatura de MORENA, por la gubernatura de Coahuila.

Si para fin de año no informa de mejores números, de más autores intelectuales tras las rejas, no habrá acreditado que es apto para dirigir los destinos de un estado, donde la impunidad ha gobernado por 90 años.

Tan sólo un día antes de las declaraciones y cifras de Ricardo Mejía Berdejo, la periodista María Luisa Estrada, La Grillo, denunciaba ante el presidente, en La Mañanera, que los principales generadores de violencia contra periodistas son servidores públicos: gobernadores, senadores, diputados, presidentes municipales, regidores, etc y en menor grado el crimen organizado.

Casi al mismo tiempo de la valiente denuncia de La Grillo, era asesinado a balazos en Ciudad Victoria, Tamaulipas, el reportero del diario local Expreso, Antonio de la Cruz, quedando gravemente herida su hija que se debate entre la vida y la muerte. Todo apunta a que el crimen fue por encargo de alguien que cae en uno de los supuestos del amplio catálogo que nos regala María Luisa Estrada.

Este al parecer, será un crimen de pronta solución, pues le conviene al propio gobernador que así sea y pues también al mismo presidente de la República.

Nada devuelve la vida de los periodistas muertos por informar, por ejercer su profesión, pero meter al bote a quienes los callaron para siempre mandará un mensaje de cero impunidad y la pensarían dos veces antes de mandar matar a un comunicador por practicar su oficio.

El libre ejercicio de la libertad de expresión debe ser garantizado por el Estado, no se mata la verdad asesinando periodistas, pero se enlutan familias con el oscuro dolor de la ausencia eterna de un ser amado.

El Gobierno de México, tiene una oficina para el tema de los derechos humanos y dentro de este un Mecanismo de Protección a Periodistas, a cargo del subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas.

Encinas ha sido duramente cuestionado por María Luisa Estrada, y lo más amable que le ha dicho, de frente a Andrés Manuel López Obrador, es que existe corrupción en el mecanismo de protección a periodistas, que este se utiliza como chayote para comprar lealtades y en escalofriante denuncia, el botón de pánico que se da a los trabajadores de los medios en peligro ha sido usado para ubicarlos y matarlos.

Visto de esta perspectiva, resulta que la frase “fue el Estado”, es más que nunca pertinente pues aunque no se ha demostrado que hay asesinos de periodistas dentro de la auto denominada Cuarta Transformación, al menos se presume corrupción y la corrupción, como todas sabemos, también mata.

Por eso, sean diez o doce los muertos por ejercer su trabajo, el caso que la gran mayoría de los hechos no han sido resueltos y reina la más completa impunidad, porque casi todos los vinculados a proceso y los prófugos, sólo cumplían órdenes.

En la imagen, La Grillo, alías María Luisa Estrada, hace duros señalamientos que deben ser explicados por el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas.