Por Óscar Balderas / EMEEQUIS
Dispuesto a ganar la carrera por la gubernatura de Sonora “haiga sido como haiga sido”, el candidato de Morena corre por el carril de extrema derecha para aventajar a Ernesto “El Borrego” Gándara. Como Trump, Durazo coquetea con grupos proarmas y antiderechos.
Pueden llamarlo Trump. Alfonso Durazo-Trump. Porque al igual que el expresidente de Estados Unidos, el candidato de Morena a la gubernatura de Sonora coquetea con grupos conservadores proarmas y antiderechos para ganar votos.
La semana pasada, el 17 de mayo, el primer secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del actual sexenio se reunió con un grupo cristiano, Amistad Cristiana Hermosillo, a quienes presentó su estrategia de seguridad con mano dura, un estilo muy lejano del “abrazos, no balazos” que personalizó en el gobierno federal.
Entre las pocas noticias sobre esa parada en la campaña de Alfonso Durazo, la prensa local destacó que el morenista prometió a los pastores cristianos mil policías armados más en las calles cada año, es decir, sí a los balazos, en un estado donde el homicidio con armas de fuego ha crecido 106% en los últimos dos años.
Lo que no se contó de aquel encuentro es quiénes fueron los anfitriones de Alfonso Durazo y por qué el candidato de Morena fue a pedir sus votos, si supuestamente representan todo lo que intenta combatir la izquierda.
SIN SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO
La agrupación Amistad Cristiana Hermosillo es tan conservadora que podría ruborizar a algunos republicanos de Estados Unidos. Su líder, Carlos Elizalde, es un carismático mitad pastor y mitad empresario que durante años ha sido el consejero de facto del poder político en Hermosillo.
Tiene tanta influencia que, entre los políticos hermosillenses, se dice que nadie puede ganar la capital sonorense sin su bendición ni la de sus amigos cristianos, quienes son capaces de voltear una elección gracias a su incondicional base de seguidores.
“Aunque la Iglesia tiene legalmente prohibido intervenir en los asuntos públicos, en el gobierno municipal de Hermosillo esa separación no aplica en términos políticos y religiosos.
“Cuando Pancho Búrquez (PAN) y Javier Gándara (antes PRI) se enfrentaron por la presidencia municipal de Hermosillo, se disputaron ferozmente el favor de los grupos religiosos. Y en una jugada astuta el panista le ganó al entonces priista al jalar para su causa al pastor cristiano Carlos Elizalde”, escribió el periodista local José Luis Parra para exhibir la fuerza de esa organización.
EL CIELO DE LOS HOMOFÓBICOS
Ante ellos, Alfonso Durazo se presentó como un patriarca de familia tradicional: llegó acompañado de su esposa Rocío Chávez, de su hija María del Mar y su nieto Jesús Manuel a prometer ser la representación en el gobierno estatal de esa comunidad conservadora.
Si el morenista gana la elección estatal se habrá comprometido a llevar una agenda que combate abiertamente el matrimonio igualitario, una postura que va contra los principios de Morena y la Secretaría de la Diversidad Sexual de su partido.
“No lo aceptamos, es abominable”, dijo Carlos Elizalde cuando a principios del año pasado el Congreso local quiso legislar las bodas entre personas del mismo sexo y los grupos antiderechos frenaron la armonización de la ley local con la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que señala que prohibir el matrimonio igualitario es discriminatorio y anticonstitucional.
Además, Amistad Cristiana Hermosillo promueve en sus redes sociales que no se legalice el divorcio incausado –en el que basta que un cónyuge ya no desee la unión civil para materializar la separación– y los roles de género más anticuados.
“Esposas sométanse a sus propios esposos. Aquí nadie somete a nadie, solitas las esposas toman la decisión de someterse, la instrucción es para ellas, no para que los hombres sometan a sus esposas. Señoras, hay que someterse a su marido no al de otro, someterse al jefe es sencillo pero al esposo es a quien hay que servirle primero”, se lee en una publicación de Facebook de septiembre del 2016.

Amistad Cristiana Hermosillo promueve mensajes como este en sus redes sociales.
Lo mismo va para la despenalización del aborto: Amistad Cristiana Hermosillo ha sido una organización muy vocal respecto a su negativa para que las mujeres puedan legalmente interrumpir su embarazo sin ser enviadas a prisión.
En contraste, los estatutos nacionales de Morena aseguran que sus representantes defenderán el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos. A pesar de ello, Alfonso Durazo ha evadido el tema cada vez que le preguntan su postura sobre el aborto.
“Cuidado con nuestro concepto de derecho a algo. La Biblia dice que la esposa pierde el derecho sobre su propio cuerpo, lo tiene su esposo y el hombre sobre su propio cuerpo, lo tiene su esposa”, está en otra entrada de Facebook del grupo al que Alfonso Durazo prometió darles voz, si gana el 6 de junio.
GANAR HERMOSILLO ES GANAR EL ESTADO
Gracias a la fuerza confesional de agrupaciones como Amistad Cristiana Hermosillo es que durante 90 años, entre 1928 y 2018, la izquierda jamás ganó la presidencia municipal de Hermosillo. Y cuando finalmente lo hizo, hace tres años, de la mano de la morenista Célida Teresa López Cárdenas, el pensamiento conservador nunca dejó el palacio municipal.
“Yo las escucho (a las mujeres que luchan por la despenalización el aborto) y digo ‘pues estas taradas’ no es posible que digan eso, pues si tú eres la que toma la decisión y luego quieren andar abortando con el trapo verde a todo motor”, dijo el 30 de marzo pasado la morenista Célida López, quien busca la reelección en Hermosillo.
Ganar la capital de Sonora es casi imperioso para triunfar en la elección a la gubernatura: el 30% de todos los sonorenses viven en Hermosillo, lo que hace de la ciudad la “joya de la corona” en la elección local.
Y los pastores cristianos representan una enorme tajada de ese pastel de votantes: quien esté de su lado aumenta potencialmente sus posibilidades de triunfo en la capital; quien no, puede precipitar su derrota.
En las últimas dos elecciones, el partido que ganó Hermosillo se quedó con el gobierno del estado: así pasó en 2009, cuando la capital sonorense la ganó el PAN y la gubernatura fue para el panista Guillermo Padrés; y en 2015, cuando en Hermosillo triunfó el PRI y la priísta Claudia Pavlovich se convirtió en mandataria.
POR EL CARRIL DE LA EXTREMA DERECHA
Conforme se acercan los días a la jornada electoral, la campaña de Alfonso Durazo ha ido de más a menos. Su más cercano competidor, Ernesto “El Borrego” Gándara, se acerca paulatinamente. El abanderado del PRI, PAN y PRD sumó el apoyo del exnominado a gobernador de Movimiento Ciudadano, Ricardo Bours.
Para despegarse de una carrera que parece cerrarse a 10 días del 6 de junio, Durazo ha tenido que hacer alianzas que lo alejan del modelo de izquierda que pretende proyectar: su fuerza ya radica en pastores homofóbicos, misóginos y proarmas, la misma base votante que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca.
Durazo también ha tenido que juntarse con viejos enemigos: su nominación la respalda el Partido Verde Ecologista de México y el Partido Nueva Alianza, surgido de los intereses de la exlideresa magisterial Elba Esther Gordillo.
Al mismo tiempo, Alfonso Durazo ha dejado en el camino a varios aliados: a principios de abril, unos 300 militantes de Morena cortaron sus chalecos guindas y se sumaron al proyecto de Ernesto Gándara acusando actos de corrupción al interior de la campaña del exsecretario de Estado.
Las encuestas pronostican una contienda cerrada: oficialismo y oposición van cuello a cuello rumbo a la meta del 6 de junio. Un final de fotografía que Alfonso Durazo pretende ganar por el carril de la extrema derecha y con un escapulario de ventaja.































