No ha sido una buena semana para el Presidente y el gobierno de México. Como siempre, si uno solo ve la mañanera no se enteraría porque, según lo dicho ahí, la mayor preocupación de los mexicanos son los baches que, en épocas de lluvias, pues sí, sí son una joda.
Pero dos reportes de instituciones que llevan muchos años haciendo bien su trabajo muestran resultados que —seré generoso— no son muy halagadores.
La encuesta ingreso y gasto de los hogares del Inegi y el reporte de pobreza del Coneval.
El reporte del Inegi señala que el considerable aumento en el presupuesto de programas sociales y becas desde 2018 tenía un pequeño detalle.
Casi el mismo porcentaje había dejado de llegar a los que más los necesitan: el 10 por ciento más pobre del país.
Una explicación es que la arrogancia del nuevo gobierno había desechado un esfuerzo de muchos años para crear algo que, con apoyo de decenas de millones de dólares, el Banco Mundial había apoyado y que se llamaba Sistema de Información Social Integral, que por fin se concluyó en 2018 y que integraba un sistema de focalización, un padrón único de beneficiarios y un sistema de información social georeferenciada.
Gabriel García Hernández dijo no, eso ha de ser neoliberal y conservador.
Haremos el nuestro, como si fuera sencillo en este país hacer algo así en unos meses.
Pues ahí están los resultados y el destino del ex encargado de los programas de bienestar. Algo parecido sucedió en salud que, como muestra el informe de Coneval dado a conocer ayer, es un verdadero desastre. Hace muchos años que nuestro sistema de salud está en líos.
Entre otras cosas por su fragmentación: que si el IMSS, el Issste, los sistemas estatales, los institutos nacionales, los sistemas de Pemex o de las fuerzas armadas… en fin. Para intentar llenar huecos y ampliar coberturas se creó el Seguro Popular. ¿Qué es eso? Preguntaron en el nuevo gobierno; adiós, se respondieron.
Ahora Insabi. Pues ahí están los resultados, porque sí, pues no es tan sencillo reconstruir un sistema tan dañado.
En medio de estas decisiones hay también un desprecio a servidores públicos de nivel medio que llevaban años comprometidos con crear y mejorar esos sistemas.
Ni el reparto de programas ni el seguro popular eran perfectos, ¿qué lo es? Y eran corregibles, limpiables de corrupción, modificables en foco o población. Pero empezar de cero… pues ahí están los resultados.
Carlos Puig @puigcarlos https://www.milenio.com/opinion/carlos-puig/duda-razonable/los-resultados-de-la-arrogancia-destructiva































