Luis Enrique Ortiz
Hermosillo, Sonora a 20 de marzo de 2022.- Uno de los temas que sacarán más chispas en la mesa de Sociedad y Gobierno, de los micro talleres regionales, rumbo al Plan de Justicia para los Pueblos Yoreme Mayo, será el de la novena cabecera llamada kokorake, cuya reciente existencia sorprendió a mucha yoremada.
El reconocimiento del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, INPI, a la creación de una nueva cabecera, que rompería la tradición de que son sólo ocho los pueblos mayos, en Sonora, no pasará desapercibido para quienes se dicen fieles a la tradición de que son sólo ocho los asentamientos que pueden ostentarse como yoreme mayo, de lado sonorense.
La tradición, señala que los ocho pueblos mayos, en Sonora son: Makoyahui y Konikárit, asentados en el municipio de Álamos, así como los de Kamoa, Tesia, Pueblo Viejo y Cohuirimpo, en Navojoa; Etchojoa, en Etchojoa y Santa Cruz del Jupari, en Huatabampo.
El tema de Kokorake, va a ser sin duda un duro debate que culminará con inteligentes negociaciones, porque el Gobierno de México, ya amenazó con no escatimar esfuerzos ni recursos, para apoyar el desarrollo de estrategias que contribuyan a elevar los niveles de justicia en todos los pueblos mayos. Este tema del Cocoraque, como se le designa oficialmente, se va a superar sin que haya más que mentadas de madre, mesas golpeadas y una que otra honra herida, pero de ahí no pasará.
Huatabampo, es el centro de poder de este universo fraccionado en siete municipios que cuenta oficialmente con alrededor de 80 mil habitantes, de los cuales sólo el 30 por ciento hablan la lengua materna, con alrededor de 24 mil 300, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, INALI.
El Júpare o Santa Cruz del Jupari, en Huatabampo, para quienes interpretan de otra forma la tradición, es el centro ceremonial más grande de la yoremada, pero además de contar con tres gobernadores tiene 70 cobanaros de los 147 que reconoce el INPI, para toda la nación Yoreme Mayo, en Sonora. Etchojoa, es la segunda cabecera, en número de cobanaros, con 47.
Estas dos cabeceras concentran el 79 porciento de los cobanaros, quienes, en términos de representación popular, vienen siendo los diputados, que erigidos en sagrada asamblea eligen al gobernador de cada cabecera.
Cada cabecera tiene sus propios cobanaros y los de un centro ceremonial, no pueden intervenir en la elección de gobernadores de otras cabeceras ceremoniales.
Es una suerte de gobierno teocrático cuyas formas electivas, son a la vez festivas y con una fuerte liga casi irrompible con el santoral católico, cuyas principales deidades son veneradas en vistos fiestas que incluyen de ante mano el esfuerzo, fincado en la fé, de permanecer sin dormir toda una noche en honor la Virgen de Guadalupe, Jesucristo o San Judas Tadeo, por citar probablemente los más venerados y por supuesto, la Santa Cruz.
Aún así, los mayos tienen esa capacidad y pueden a la mañana de ese amanecer despierto, ir a dar clases, tomar un curso, hacer desayuno, regar el trigo, manejar un tractor, montar a caballo o simplemente irse a Huatabampito a tomar cerveza unas horas más. ¿Será por eso que la maquila los busca con frenesí?
No está claro aún, si a costa de compensación futura, los mayos fueron dejados fuera de todo plan de justicia indígena, durante más de la mitad del presente sexenio federal.
Pero finalmente, el pasado 17 de marzo, se logró iniciar un proceso que no será miel sobre hojuelas, mucho menos con la audacia del INPI, se sentar a la mesa a María del Rosario Rosario Avilés Carlón, Marcos Moroyoqui Moryoqui y Gilberto García Bacasewa, la primera reclama el poder linaje, el segundo es conocido como auto nombrado y el tercero habría sido nombrado con forme a los rituales y procedimiento que marca la tradición.
Estos tres personajes de la vida yoreme, reclaman a la vez una la máxima posición de poder de la cabecera de Santa Cruz del Jupari, la Meca de los mayos, la que genera más recursos, gracias a las fiestas, las cuales con independencia de donde inicien, siempre van a parar al Júpare, Huatabampo.
Pero igualmente han sido sentados a la misma mesa los cuatro gobernadores de Cohuirimpo o los tres de Etchojoa. Para avanzar en la construcción de un Plan de Justicia para los Pueblos (¿cuántos?) Yoreme Mayo, en Sonora. El INPI no sólo reconoce 147 cobanaros y 18 gobernadores que no se reconocen entre sí, sino que crea una nueva cabecera, que al parecer no tiene iglesia y pues no puede haber cobanaros sin iglesia y sin cobanaros no se puede ser gobernador o gobernadora.
Cocoraque podría ser hasta una caja china para que no se visibilicen broncas como el hecho de que no hay sólo mayo, con derechos sobre las aguas que algún día fue de sus antepasados. El río Mayo es de los yoris, así como la mayor parte de la tierra, pero eso luego lo vemos.
La falta de empleos remunerados, de oportunidades productivas, producto de una economía local permanentemente deprimida, genera el crecimiento de todo tipo de indicadores relativos a la pobreza, con sus consecuencias traducidas en carencias de nutrición, salud, educación e ingreso.
Sin duda las tradiciones son importantes y deben destinarse recursos e instituciones exclusivamente a su fomento, especialmente en sus manifestaciones artísticas, historia, continuidad del lenguaje y artesanales, sin demeritar el hecho que los mayos deben darse sus propias formas de gobierno.
La mesa de Sociedad y Gobierno será el conducto para debatir el tema de la representatividad y otros relativos, la misma mesa va a ser instalada en los talleres micro regionales que se realizarán los días 21, 22 y 23 de marzo, en instalaciones “neutrales” de las ciudades de Álamos, Navojoa y Huatabampo, respectivamente, en horario de 8 de la mañana a 5 de la tarde.
El ingreso será restringido y sólo se podrá permanecer con aval de una autoridad tradicional o por invitación del INPI o la CEDIS, los invitados no votan ni proponen. Toda propuesta debe ser avalada por al menos uno de los 147 cobanaros que reconoce la autoridad federal indígena y obviamente por los gobernadores.
Habrá tres mesas más, las mismas en todas las sedes antes referidas, que son: Economía y Medio Ambiente; Cultura, Educación y Salud y, por último, Infraestructura social.
Toda propuesta que llegue con el aval de alguno de los 21 gobernadores o 147 cobanaros que reconoce el INPI, tendrá muchas posibilidades de ser incluida en el Plan de Justicia para los Pueblos Yoreme Mayo en Sonora.
Habrá una alta inversión pública, de la cual tal vez a Andrés Manuel López Obrador le reste tiempo en el gobierno para anunciar -por ejemplo, en dos años- que ninguna comunidad como El Huitchaca, volverá a padecer la falta de agua. Tal vez para entonces haya oportunidades más allá de las maquiladoras del campo y la industria.
Y tal vez, sólo tal vez se impulsen políticas públicas con financiamiento de largo plazo, para revertir la pérdida paulatina en el número de hablantes del idioma mayo. Proyecciones oficiales dan 20 años antes de la extinción de esta lengua.
Una escuela -100% gratuita- destinada exclusivamente a la formación de maestros de educación bilingüe, para que enseñen en mayo y en español. Estudiantes que deberían recibir una beca de manutención, servicios asistenciales, de salud y la garantía de una plaza al egresar para trabajar con niños y jóvenes mayos.
Sólo con un agresivo programa, financieramente sustentado en el tiempo, podrá revertir la tendencia histórica que apunta hacia la desaparición de una lengua nativa más.
Sin duda Victoriano Moroyoki Buichileme, quien tiene al INPI de su lado, tendrá para sí o para alguien de su familia, la gubernatura de la cabecera nueva de Kokorake. El problema será cómo resolver Huatabampo, Etchojoa o Navojoa, cuyos centros ceremoniales son más disputados que un ramo de novia recién casada.
Moroyoki Buichileme, forma parte de la Comisión Yoreme Mayo que redacta una propuesta de adecuaciones a la ley indígena de Sonora, producto de la cual habría una norma que daría piso parejo a todos los aspirantes a ser gobernador de cada una de ¿las 9? Gubernaturas tradicionales.
Los gobernadores serían electos conforme a la tradición, cuya definición será parte de un consenso entre mayos solamente. Durarían en su cargo 3 años, al parecer con derecho a una reelección, ya no habría derechos de sangre o gobernadores por linaje, ni mucho menos auto nombrados, si María del Rosario Rosario Avilés Carlón, Marcos Moroyoqui Moryoqui o Gilberto García Bacasewa, quieren ser gobernadores en el futuro, estarán sujetos a las mismas reglas y sólo uno podrá ganar las elecciones que ellos acuerden respetar. Habrá paridad de género y podrá haber más gobernadoras y cobanaras.
Será inevitable que salgan beneficiados de este proceso los mismos de siempre, pero por primera vez se abre la puerta de la democracia para todo plebeyo mayo. Cualquier yoreme, que quiera hacer una propuesta para mejorar a su pueblo, su familia o a Sí mismo, será atendido siempre y cuando lo avale una autoridad tradicional.
A darle que son carnitas y se acaban, hora es cuando, ahí está el soquete hay que darse tatahuila en él, no volveremos a tener tantas condiciones a favor de un Plan de Justicia para los Pueblos Yoreme Mayo.
AMLO se va a ir en 2024, quien sabe si nos toque de nuevo alguien como él, que sin duda le ha dado más atención que nadie, a las comunidades indígenas en más de 50 años.
Lioj enchi Ania
Uttesi Chókore


































