A la mitad del camino en la sustitución del glifosato

Luis Enrique Ortiz

El 16 de julio se cumplirá la mitad del plazo que, mediante decreto con fecha 31 de diciembre de 2020, estableció el presidente Andrés Manuel López Obrador para la sustitución total del glifosato en la producción agropecuaria y en los alimentos de consumo animal y humano, en México.

Ninguna institución del Estado mexicano, excepto el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), ha reportado avances en el referido afán, no sólo en el tema de la reducción de consumo de glifosato, sino en la construcción de “alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas, que permitan mantener la producción y resulten seguras para la salud humana, la diversidad biocultural del país y el ambiente”, de acuerdo con la orden presidencial.

El Conacyt, por cierto, tiene en su página web oficial, solamente el expediente que publicó junto con el decreto. Existe un mundo de información previa respecto al tema del glifosato. Pero de esa advertencia a la fecha, no hay nada nuevo y ya van 18 meses. (https://conacyt.mx/expediente-cientifico-sobre-el…/).

El glifosato es un herbicida que se utiliza de manera libre y totalmente legal en la mayoría de los monocultivos, como en jardinería y pequeñas parcelas. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, a través de la por la Agencia Internacional de Investigación de Cáncer, esta sustancia que puede erradicar cualquier tipo de planta no transgénica es potencialmente cancerígena.

El glifosato no sólo llega al cuerpo humano por contacto en su forma pura y líquida, sea por trabajadores agrícolas o aficionados a la jardinería, sino también a través de muchos de los alimentos de uso cotidiano y popular, como las tortillas de maíz elaboradas con harinas de maíces transgénicos importados y comercializadas, principalmente por las empresas Maseca, Minsa y Cargill.

López Obrador instruyó a todos su gabinete, para que a más tardar el 31 de enero de 2024 el país se encuentre 100% libre de glifosato, tanto en su uso agropecuario y doméstico, como en alimentos que lo contengan. Los cultivos que más usan glifosato a nivel mundial son las oleaginosas soya, canola y algodón, además de cereales como el maíz y en menor medida cebada y trigo.

El 1 de febrero México deberá amanecer sin glifosato, en ninguna de sus formas, la pregunta es si estamos y estaremos preparados. Se me hace que no se va a poder, pues además de que el decreto no parece estarse cumpliendo, el control que tiene Monsanto-Bayer sobre el titular de la SADER, aplicará al decreto una prórroga por la vía de los hechos y el documento se habrá convertido en un rosario de buenos deseos y el presidente desobedecido por un elefante reumático y sin patas.

El consumidor tiene derecho a saber cuáles son los productos que contienen glifosato, porque de seguro más de uno tendrá la posibilidad de buscar alternativas, el ejercicio pleno del derecho a decidir requiere de transparencia e información, el Estado mexicano y respecto al tema del glifosato, no garantiza nada de eso, por el momento.

La única manera de que ese decreto se cumpla, aunque tarde, es con la presión de los grupos ambientalistas y a favor de la vida que tienen claro el papel del herbicida en la salud de las personas. El pueblo debe estar informado y debe contar con alternativas sanas a través del impulso de lo que el propio decreto establece, pero no se ve claro.