Frases completas de Guillermo Prieto
Luis Enrique Ortiz
Uno puede esperar, entender y hasta justificar que priistas, panistas, emecistas e incluso perredistas, armen campañas de odio, mentiras, desprestigio y de combate a los derechos a la información y a la libertad de expresión de quienes no hablan bien de ellos. Es parte de su naturaleza, de su esencia autoritaria, del culto a la personalidad del tlatoani o del CEO, según si se viene del PRI o del PAN. Ya Alejandro Moreno, líder del PRI, lo ha explicado a detalle.
El control, sumisión o anulación de los medios de comunicación por parte del Estado mexicano, ha sido parte de la historia de nuestros partidos políticos para llegar y mantenerse en el poder, sea con plata (chayote), plomo o campañas de desprestigio contra quienes quieren -mediante el periodismo- llegar a la verdad de las cosas de interés público.
Que lo hagan el PRIANRDMC y sus aliados, no es una sorpresa ni lo es el hecho de que más de la mitad de las muertes de periodistas en este país, estén asociadas a intereses de políticos de la llamada Mafia del Poder.
Eso es normal, porque son parte de la derecha mocha, intolerante o simplemente autoritaria, que precisa del control de los medios para existir con plenitud y ocultar de mejor manera sus actividades delictivas, “leiv motiv”, de sus ansias por ser presidentes, senadores, diputados, gobernadores, alcaldes, etc. El uso del poder para robar o abusar del presupuesto, que no es lo mismo, pero, pues ya qué.
El pedo surge, cuando compañeros y compañeras, que se dicen de izquierda con algunas décadas de militancia y en algunos casos Siervos de la Nación, honorables miembros de la auto denominada Cuarta Transformación -sudando calenturas ajenas- arman o se suman a las Chicas del Coro que emprenden ofensivas de odio e intolerancia contra quienes pretenden ejercer un periodismo 100% libre, alejado del chayote y de la falsa sociedad. Del control y la lisonja, pues.
Se enojan y arman teorías de policía chino y van más allá llegando al insulto, la intriga y hasta a la violencia de género, con tal de que los vean defender al presidente, porque según ellos, aquél los necesita porque seguramente -según su lógica nalgaprontista- es tonto o no tiene lengua.
Una, Andrés Manuel López Obrador nos los necesita, se defiende solo y muy bien y dos, quedan muy mal y enseñan el cobre de la intolerancia y la arrastrades que precisa de ser lambiscón para avanzar políticamente.
Actúan como viles PRIANRDMCISTAS, advirtiendo al electorado que, en ese sentido, son -si no lo mismo- pero sí algo muy parecido a lo que tanto dicen combatir, cuando no los están perdonando para jalarlos al lado correcto del presupuesto y de los huesos que lo producen.
¿Se acuerdan de aquel 10 de noviembre de 2007 en que un intolerante y derechista rey Juan Carlos mandó a callar al presidente de Venezuela, Hugo Chávez? No hubo una persona de izquierda, un demócrata, es más hasta un que otro panista que no se haya indignado ante tal enorme atropello a una investidura presidencial y al derecho de un ilustre latinoamericano a la decir lo que se piensa.
Sólo un intolerante te manda a callar o quisiera que te callaras, si le dices algo que no le gusta. Pero pues al final del caso, el monarca ibérico (hasta 2014) es de derecha, franquista, dictatorial, depredador ambiental, mocho, facho, falangista e hijo de… la Madre Patria. Es su naturaleza.
Pero que una escritora, como Guadalupe Beatriz Aldaco, simpatice con la idea de que una periodista deba ser callada, pues es otra cosa.
El 21 de julio pasado, la periodista independiente Reyna Aydee Ramírez, reclamó al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ser objeto de exclusión y discriminación por parte del jefe de prensa de la presidencia, Jesús Ramírez a quién frente a propio mandatario acusó de no dejarla entrar -hasta por tres meses- a las conferencias matutinas que ofrece el mandatario de lunes a viernes, casi siempre en Palacio Nacional.
La reportera agregó que ha sido víctima de amenazas, relacionadas con preguntas que ha hecho en ocasiones anteriores al propio Andrés Manuel. Alzo la voz y exigió el espacio que servidores públicos de la Cuarta Transformación le habían estado negando de manera deliberada, seguramente porque no es de los periodistas que se dirigen al presidente con salamería.
Se vale que uno o más periodistas de los que acuden de manera regular, a La Mañanera, expresen sus simpatías con el presidente de México de manera abierta, con lenguaje corporal o mediante lo que comunican a la hora de informar y reportar sus notas. Pero también se vale no hacerlo y se vale no estar siempre de acuerdo con el mandatario y nadie se debe enojar por eso.
Se deben de enojar y hasta indignar, que en un gobierno que se dice de izquierda, se le niegue la entrada a cualquier periodista a las conferencias de prensa de AMLO.
Todos deben entrar, eso incluye a Lord Molécula o al grupo Cantón, incluso a aquellos que chayote en ristre le llevan al presidente temas de interés particular o grupal, disfrazados de asuntos públicos. Están en su derecho de pretender una ganancia económica diciendo en La Mañanera que van en nombre de una organización, un ejido, un grupo de vecinos o incluso en nombre de todos los meseros del mundo.
Pero también deben entrar los que son amenazados como la propia Reyna Aydee o como otros que con lágrimas en los ojos suplican la protección del mecanismo de protección de periodistas. Si no hubiera periodistas muertos en este país, pues no pasa nada, pero tan sólo en lo que va del año suman más de diez, el 90% de todos en la impunidad, pues sólo en uno de ellos se conoce y está preso el autor intelectual y eso no lo digo yo sino los datos oficiales que se dan cada jueves ante AMLO.
Es inaudito que la directora general del Instituto Sonorense de Cultura, Guadalupe Beatriz Aldaco Encinas, publique en sus redes sociales que simpatiza con la idea que una periodista deba ser callada -en este caso Reyna Aydee Ramírez- sólo porque se atrevió a alzar la voz y les cortó la inspiración a los que respiran culto a la personalidad y exhalan alabanzas no pocas veces rayando en la abyección.
¿Qué diferencia hay en eso con aquello de que a los periodistas hay que matarlos de hambre? A Aldaco Encinas le indignó más la forma en que una mujer amenazada se hizo escuchar que la propia denuncia de que ha sido amenazada por ejercer su derecho -sagrado e inalienable- a preguntar cosas de interés público.
Señora Aldaco y quienes se le sumaron al coro, en México están matando periodistas por ejercer con integridad su oficio, atiendan eso primero y luego vemos si la forma fue de etiqueta o no.
¿O qué querían? ¿Que la compañera entrara con una sonora carcajada a decirle a AMLO que teme por su seguridad y que de plano su jefe de prensa no la deja pasar a decirlo?
Al sordo se le grita y al ojete se le pone en evidencia, así de sencillo. El horno no está para bollos, cuiden a la poca prensa independiente que aún se atreve a hablar, escribir y denunciar, porque si la diezman o desaparecen, los que siguen son Ustedes y no tendrán siquiera alguien que lo documente, porque las plumas de entonces serán las que siempre se alquilan y la historia la mandarán escribir otros, los agresores, la derecha, el PRIANRDMC.
La lista de intolerantes con la compañera Ramírez no es muy corta, ya no la vamos a publicar por falta de espacio, por el momento, por lo pronto tienen chanza de borrar sus desafortunados mensajes de odio al que dedicaron varias horas, no se si en horas de oficina o no, pero la camiseta de la 4T no se quita aún en vacaciones.































