CARRUSEL: · ¿Vuelven los todólogos?; Célida y “El día de la fruta y la verdura”

Por Víctor Fausto Silva D.

La versión comenzó a circular hace días en redes sociales y sonaba a chistorete de mal gusto, hasta que este jueves el gobernador Alfonso Durazo la confirmó: a mitad del partido sacó de la banca y reincorporó a su equipo a María Dolores del Río y a Célida López Cárdenas.

Y no llegan a cualquier puesto intermedio, no, sino por todo lo alto, pues Del Río Sánchez asume la titularidad de la Contraloría General y Célida… ¡la de Sagarhpa!

Ya se sabe y se entiende que el poder da para poner y quitar al muy personal gusto de quien lo ejerce (ahora se estila decir que ese fue “el mandato de las urnas”, ¡mjú!), pero no deja de sorprender que los gobernantes se tropiecen tan seguido con sus propios compromisos, echando abajo el sobado discurso de que se rodearán de los mejores para sacar adelante la tarea.

Si algo se criticó a quienes sostuvieron y vivieron del viejo régimen, supuestamente demolido por la 4T, fue, primero, la institucionalizada práctica de nepotismo, amiguismo y compadrazgo para meter a la nómina hasta al perico de la casa, y luego el acomodo de todólogos que no conocían ni la “O” por lo redondo en las tareas que se les asignaba.

Lo mismo servían para levantar molleras que para sobar empachos. El chiste era cobrar, donde fuera; sus resultados eran lo de menos.

Esas prácticas llevaban el añadido de aquellos famosos “enroques”: fulano de aquí para allá y zutano de allá para acá, pero nadie se quedaba sin chamba. Total, sabían hacer de todo y donde los pusieran.

Pues bien, al parecer no han cambiado mucho los tiempos, porque si María Dolores nunca dio el ancho en Seguridad Pública (¿qué diablos sabía de eso?) y luego fue incapaz de ganar la alcaldía de Hermosillo incluso con el arrollador respaldo de Morena, eso ya es tierrita volada.

Vuelve por todo lo alto y llega a la Contraloría, donde por lo menos sus antecesores le habrán dejado suficientes manuales sobre su quehacer.

El caso de Célida no es muy diferente. Los hermosillenses también le habían dado contra el suelo a sus ansias de reelegirse en la alcaldía, pero luego reapareció en la Secretaría de Turismo, de ahí brincó a la jefatura de oficina del Ejecutivo y luego, ooootra vez a jugársela en las urnas, comisionada para impedir que llegara Beltrones al senado…y oootra vez le dieron su arrastrada.

Ya se especulaba sobre ambas que no dudarían mucho “banqueadas” -precisamente por la regla no escrita de nunca abandonar a los leales-, pero sin duda, el caso de Célida es el que levanta más polvo.

De su carrera política se sabe bastante (se recuerda especialmente cuando en Hermosillo prometió darle “en la madre” a la oposición, y le revirtieron el madrazo en las urnas), pero uno esperaría que en algún rincón de su preparación académica de perdida rozara con algo relativo a sus nuevas responsabilidades en agricultura, recursos hidráulicos, pesca y acuacultura, pero caita, como dijo el indio.

Su perfil académico detalla que es abogada de profesión, con maestría en ciencias políticas y especialidad en Instituciones y Procesos Políticos y otra en Dirección de Empresas por el IPADE.

O sea que también es capaz de levantar molleras y curar empachos.

No por nada la están tupiendo en las redes, para empezar porque ella misma emitió un tuit en el cual agradeció al gobernador su nombramiento “en la Sagarpa” (la señora se comió la “hache”), recriminándole que “si ella no sabe a dónde llega, mucho menos lo que va a hacer”.

Otros, más mordaces, propalan que doña Célida sí le entiende al asunto, porque cada semana aprovecha “El día de la futa y la verdura” en Ley o el “Martes de frescura” en Walmart.

¡Ah raza!

En fin, algo debió verle el gobernador Durazo para enviarla “a la Sagarpa” como muy oronda dice ella, un sector tan dinámico y de tantos y tan delicados problemas, en un estado eminentemente agropecuario, pesquero y acuícola como Sonora, aunque hacia afuera del primer círculo gubernamental se deja la impresión de que aún no muere la vieja práctica de recurrir a los todólogos, o a premiar la lealtad por encima del conocimiento y la capacidad.

Antes como antes, ahora como antes, pues…

En cuanto a los demás nombramientos expedidos por el gobernador, cabe darles el beneficio de la duda, especialmente porque en su mayoría el sello distintivo es su juventud, una cualidad que trae implícitos el espíritu y el ímpetu de hacer bien las cosas.

Ojalá así sea.

Pero lo de Célida…¡uuuuffff! Y ni modo de decir que su nombramiento y el de María Dolores son un reconocimiento a su destacada trayectoria izquierdista, porque ambas son reconocidas tránsfugas del PAN.

¿Será precisamente por eso, o porque en Morena de plano no se acabalan con gente capaz para ocupar cargos de ese calibre?