Perdón…

Rastrillando                                                                                                                                     29/09/2024

Mario Munguía Murillo

Es una canción compuesta por Pedro Flores, algunos se la atribuyen a Daniel Santos, quizá porque fue él que más la canto al lado de la Sonora Matancera por allá en los años 50s y 60s. del siglo pasado; a la letra dice así:

Perdón

Vida de mi vida

Perdón

Si es que te he faltado

Perdón

Cariñito amado

Ángel adorado

Dame tu perdón

Jamás

Habrá quien separe

Amor

De tu amor al mío

Porque

Si adorarte ansío

Es que el amor mío

Pide tu perdón…

Me explico. Hace 500 años –medio milenio, imagínese–, llegaron a estas lejanas tierras de allende el mar que surcaron en sus goletas, unos hombres barbados, con armas “modernas”; montando en briosos caballos conquistaron los territorios ocupados por los nativos; con la ayuda de los enemigos internos, o sea, otros nativos –la fusión de dos mundos–.

Cuenta la leyenda que a cambio de espejitos y otras bisuterías que cambiaron por el oro y piedras preciosas que presumían los aborígenes. Es leyenda dicen.

Cuentas los historiadores de hoy y ayer, que fueron momentos difíciles –obvio, no había carreteras, ni hoteles con alberca, ni restaurantes–; fue, el encuentro de dos culturas diferentes y, con idioma diferente.

Pero como todo en esta vida se puede negociar –maldito neoliberalismo–, pues negociaron los unos con los otros y todos contentos; imagínese, negociaron hasta sus dioses.

Llego un insipiente progreso, la crianza de diferentes tipos de ganado; la  “industria” –nuevas formas de extracción– minera; nuevas formas de convivencia, pero, los nativos siguieron conservando sus tradiciones que poco a poco fueron adaptando de lo que iban aprendiendo de los hombres barbados –soldados y curas–, principalmente, la adoración a sus Santos y la Cruz –la cuaresma por ejemplo, donde pascolas interpretan el mal y el bien–.

Transculturación le llaman los académicos.

Así ha transcurrido en este medio milenio, donde, ha evolucionado una nueva sociedad en el transcurso del tiempo. Y, nadie, nadie, ha sobrevivido con el fantasma del pasado colonizador.

Lo cierto es que, existe una historia oficial creada por el gobierno que, por conveniencia exalta las guerras y héroes –inventados unos, para gozo del falso patriotismo– como símbolos de poder ante sus gobernados.

Desde la colonia, los indígenas, los nativos, los ancestros han jugado un papel importante en el discurso oficial en los gobiernos desde la “fundación” de México como país, como república. Son ellos, esa masa de hombres y mujeres que, desde antes de la llegada de los peninsulares, ya eran sujetos del poderoso Cacique; eran, son, la servidumbre, los obreros, los esclavos.

En la primera reforma que se dio en la nueva España a principio de 1700, quedo estipulado por el rey que los naturales no serían sujetos a hacer esclavos.

Luego, vinieron otras que igual, en el discurso, los indígenas serian libres y podrían tener un “pedazo” de tierra para su cultivo –sobrevivencia–. Llego la Independencia y luego el porfiriato.

En el México moderno posrevolucionario, con el general Lázaro Cárdenas, se supone, y solo eso, se supone que, los indígenas eran dueños, amos y señores de sus tierras, de sus usos y costumbres. Todo siguió igual, como hasta el día de hoy.

Pero el discurso de hermandad con los pueblos indígenas; ellos, las tribus siguen esperando ser parte de este país, no del discurso demagógico de los políticos gobernantes.

Como ejemplo baste un botón de muestra, dice la conversa popular. En su discurso oficial de Alto Nivel en la ONU, la señora Bárcena, la representante de México dijo con vehemencia y sabiduría:

“Una etapa que fue, sin duda, de agravios durante la Colonia; una segunda etapa que fue cuando México recibe a más de 40,000 españoles en la época de Franco (Pablito Taibo I, los Sheinbaum, el mismo López Obrador, por ejemplo) y una tercera etapa en la que estamos ahora de un gran dinamismo económico, político, entre México y España, donde tenemos, pues hombre, más de 6,000 empresas en México que invierten 25,000 millones de euros al año… En México, cuando se descubre una ruina arqueológica, las comunidades exigen una ceremonia de desagravios como una muestra de respeto a su territorio y cultura. Eso es lo que pedimos a España: una reunión de desagravio por los eventos de hace 500 años”.

Esto último es una joya, pues es la primera vez que se dice lo que dijo y, seguramente se seguirá diciendo a partir de hoy bajo ese falso argumento de “cuando se descubre una ruina arqueológica, las comunidades exigen una ceremonia de desagravios como una muestra de respeto a su territorio y cultura”.

Pero bueno, ya conocemos al señor camarrada López que eufórico grito desde el pulpito mañanero de la Santa Inquisición:

“Tocó la dicha a nuestro país que este relevo –refiriéndose a su corcholata–se dé en las mejores condiciones, inmejorables, porque, imagínense, si después de haber iniciado este proceso, toco madera, fuese otra la situación. ¡Lo voy a decir, Dios existe!”.

Pero mejor a’i se las dejo…ya soy sujeto a la excomunión por hereje y no creer en la palabra del señor…La liturgia mañanera llegó a su fin…¡¡¡SARAVAH!!!

P.D. ¿Cuándo usted pasa por la banqueta y ve a una señora con dos o tres niños pequeños, vendiendo sus artesanías, se para y le compra sin regatear? A ellas se les conoce como “Marías”, “inditas” pobres que son objeto de explotación por las autoridades locales. ¿Lo hace? No, no lo hace, al contrario, para usted ellas son un estorbo y una mala imagen para su entorno. He dicho.